martes, 20 de marzo de 2007

Cosas grandes y pequeñas

Decididamente hoy no es un buen día para mí. Aunque martes, primer día de la semana para los que vivimos en Valencia, con lo que conlleva. Mucho frío, cosa que hace que mi trabajo de las 5 de la mañana resulte más fastidioso si cabe. La grúa se me lleva el coche y tengo que ir a recogerlo y pagar el rescate, que para alguien pobre como yo, es un quebranto bastante importante. Por la tarde, voy hasta el estudio para abrir como todos los días y sólo cuando llego y aparco me doy cuenta de que me he dejado las llaves en casa. Tengo que volver, lloviendo, corriendo, para llegar tarde y abrir la tienda a la que por otro lado no creo que entre nadie hoy con el día de perros que hace.
LLego y me llama mi madre, que el domingo enterraron a la señora María, nuestra vecina de toda la vida, la madre de Quique y Fernando, mis mejores amigos y vecinitos de la infancia. Que el cáncer estaba demasiado extendido, que la abrieron y la volvieron a cerrar porque no había nada que hacer y el sábado se nos fue para siempre. Ni siquiera pudo despedirse de su querida vecina Jacoba, que estaba de viaje del imserso.
Me quedo en silencio (para mí acaba de morir ahora mismo) y recuerdo escenas de hace muchos años, cuando venía a vernos a casa y le daba conversación a mi madre mientras cosía. O cuando me mandaban a su casa a pedir sal, o una botella de leche, o una tacita de azúcar.
Y la vida es esto, pequeñas y grandes cosas.
Estoy triste, y ya no me acuerdo de la multa.

1 comentario:

Falingo escribe dijo...

Juer Guille, lo siento
Ley de vida
Por lo que cuentas, no sufrió en exceso, la pobre.