martes, 13 de enero de 2009

Recuerda, recuerda

Cada día es peor. Y lo peor es cuando lo admite, no cuando lo ignora. ¿Qué hice ayer? ¿Qué lugares visité? No lo recuerda. Se angustia, se angustia aún más. ¿Qué me está pasando? No lo sabe. Me duele el cuello, será por eso. Recuerda, recuerda, recuerda, pero no, no puedo, por más que lo intento, no puedo. Y se angustia aún más. Nunca quise llegar a esto, prometí que no lo permitiría, pero ha llegado y ahora no puedo, no puedo, no. ¿Cuánto falta? ¿Cuánto falta para que no me reconozcas? Quiero ser tu guía, pero me duele tanto que no sirvo. El cinturón de seguridad, la llave de la luz, la cocina, el baño, el dormitorio, el teléfono, mi sitio en la mesa, … ¿Qué son estas cosas?

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